Apenas dos instancias atrás, cuando se cerró la fase de grupos, el panorama de los equipos argentinos en la Copa Libertadores no podía ser mejor: de los seis participantes, se habían clasificado los seis. River, Boca, Racing, Defensa y Justicia, Vélez y Argentinos Juniors ocupaban casi la mitad del cuadro de octavos de final, sugiriendo por mera estadística que como mínimo dos de ellos llegarían a semifinales, o que no era remota la posibilidad de otra final entre argentinos. La realidad no pudo ser más diferente: dos instancias después, no queda ninguno. River, el único que había sobrevivido a la primera llave eliminatoria, naufragó en cuartos de final a manos de Atlético Mineiro, el mismo que se había llevado a Boca. Y así, con la caída de Central el martes en la Sudamericana ante Bragantino, no quedan ya representantes nacionales en los torneos de Conmebol. Un cachetazo al orgullo argentino, al tiempo que Brasil ya tiene por lo menos un finalista asegurado.
La verdad es que, más allá de algunas opciones claras bien desactivadas por el arquero Everson en el primer tiempo (como ese remate bombeado de Matías Suárez desde la medialuna o el zurdazo cruzado de Julián Álvarez), el 3-0 en Belo Horizonte (4-0 en el global) pinta con bastante elocuencia la superioridad del Mineiro en el análisis general de los 180 minutos de la serie. Sí, es cierto que el fondo de River colaboró bastante, pero también lo es que el conjunto brasileño volvió a ser ese equipo temible que había arrasado en la primera fase.
En la ida, el triunfo del Mineiro se había fundamentado desde lo táctico. Esa buena lectura le había permitido sacar una ventaja mínima pero decisiva para trasladarle la presión a River de tener que salir a buscar el gol en el Mineirao. Era un dilema de manta corta para el “Millonario”: lanzarse directo al ataque y exponerse atrás, o esperar agazapado y pegar de contra. El planteo de Marcelo Gallardo sorprendió recortando el mediocampo con una línea de cinco en el fondo y la vuelta de Jonatan Maidana para tratar de cerrarle los espacios a las diagonales de Matías Zaracho y Eduardo Vargas, sin sacrificar poder de ataque con tres puntas (Suárez, Álvarez y Braian Romero). Una clara intención de jugar al pelotazo. La apuesta salió muy mal: Zaracho se hizo una fiesta. El carril cubierto por David Martínez y Fabrizio Angileri fue la Avenida Brasil: por ahí tiró Hulk el centro que Zaracho conectó con una tijera impecable. El propio Hulk, pesado como es, aprovechó el desconcierto defensivo de River para definir solo frente a Franco Armani, que ya había tapado un par de chances claras. El gesto de fastidio del 1 en el 3-0 que firmó Zaracho fue más que elocuente ante la pasividad de la defensa. Dentro de lo poco que se puede rescatar de la olvidable noche de River, fue la intención de seguir buscando el descuento cuando ya el tema estaba liquidado hacía rato, pero cuando no falló en el intento se encontró con Everson.
Ahora, al “Millonario” le queda enfocarse en el torneo local, esa gran cuenta pendiente de la era Gallardo.
¿Fue la última?
Marcelo Gallardo todavía no definió si renovará o no su vínculo con River, que expira en diciembre, por lo que la de anoche puede haber sido su última función como DT del “Millonario” en la Copa. La dirigencia del club espera que el “Muñeco” se quede, pero tras siete años y medio, puede buscar nuevos aires.
Una máquina
Con un doblete del implacable “Gabigol”, Flamengo liquidó la serie contra Olimpia con una goleada por 5-2 que llevó el resultado global a ¡9-2! El equipo carioca, campeón de 2019, avanzó a semifinales, donde espera por el ganador de Fluminense-Barcelona, que se jugará hoy a las 21.30 (en la ida igualaron 2-2 en Brasil).